¡Hola! Este es un post muy especial: la despedida del blog y también de mi querido club del aplauso. Y después de estos dos meses puedo decir a ciencia cierta que no podría haber tenido mayor suerte con la clase tan maravillosa que me ha tocado. Aquí os dejo una foto que nos hicimos el último día de clase con Xoán después de que nos diera un recital de gaita precioso. He de decir que empecé el máster sintiéndome muy indefensa. Todo el mundo tenía más experiencia que yo, tanto en el ámbito de la educación como en el personal. Todo el mundo había vivido en países exóticos, viajado por todo el mundo, montado empresas, tenían muchísimas habilidades... Y sinceramente, no podía estar más orgullosa oyéndolos hablar de todo lo que habían hecho y conseguido por ellos mismos, pero como recién graduada de la carrera que estaba la verdad es que sentía que me quedaba muchísimo por aprender. Pero ahora no puedo estar más agradecida de haber estado rodeada de personas con tanto que aportar y ense
Hoy vengo a hablar de lo que según para mí sería un tutor ideal. He decir que no he tenido experiencias muy relevantes con mis tutores. La mayoría usaban esa hora para dejarnos estudiar o para hacer algún cuestionario que les obligaban a hacer desde dirección y luego ni comentábamos. Por lo que me gustaría cambiar un poco esta situación. Además, he de decir que personalmente me llama mucho la atención la idea de ser tutora y poder ayudar en cierto modo a los estudiantes de manera más cercana de la que se hace impartiendo una asignatura. El otro día en clase, pusimos en común por grupos cuál es nuestra idea de un tutor ideal y que características creemos que debería tener. Y aquí os presento nuestro tutor resultante: Como podéis ver, no solo tiene muy buen sentido del gusto para vestir y combinar colores, sino que también es una persona con valores muy positivos que pueden tener un gran impacto en los alumnos a los que tutoriza. En concreto, quiero destacar tres de estos valores que