El trastorno por déficit de atención e hiperactividad, también llamado TDAH, es comúnmente uno
de los tipos de diversidad funcional con los que a los docentes más les cuesta
lidiar dentro del aula. A pesar de que recientemente ha habido un incremento
considerable de los casos en niños y adolescentes (actualmente está entre el 5% y el 7%), es un
trastorno que generalmente se sobre simplifica y se le resta importancia tanto en el entorno familiar como en el aula.
Es común escuchar
frases como “es solo un niño muy movido, ya se le pasará cuando crezca”
o “no se centra porque tiene muchos pájaros en la cabeza”. Pero no, la razón
por la que no se centra no es porque tenga pájaros en la cabeza, es simplemente porque no puede, ya que no tiene la
capacidad de concentrarse durante un periodo prolongado de tiempo. De hecho, este
trastorno suele causar múltiples problemas si no se trata adecuadamente, como
fracaso escolar o baja autoestima. Pero como docentes, ¿cómo podemos
identificarlo y ayudar a los alumnos con este trastorno?
A nivel físico,
es relativamente sencillo de identificar si se observa el comportamiento del
alumno de manera continuada. Suelen distraerse con gran facilidad y tienen
problemas estando en la misma posición sin moverse durante un largo tiempo. Además,
les suele costar seguir instrucciones y tienden a perder objetos y olvidar
eventos importantes.
Sin embargo, hay
otra cara del trastorno que no se ve y es la que sufren generalmente en
silencio. Los adolescentes con este trastorno suelen tener más complicaciones
para relacionarse y establecer relaciones con compañeros, suelen tener baja
autoestima al ver que su comportamiento es distinto al del resto, alteraciones
de conducta, etc. Y como consecuencia, tienen una mayor tendencia al consumo de
sustancias.
Todo ello les dirige a una mayor probabilidad de fracaso escolar: un 20% frente al 13,9% de los estudiantes sin TDAH. Por ello, es indispensable que desde el centro escolar se fomente su participación, motivación y autoestima. Para ello es necesario que tengan una pequeña adaptación curricular. Y aunque lo ideal sería que estuviese guiado por un orientador, ya sabemos que en los institutos españoles están sobrecargados. Así que en la mayoría de casos este apoyo se recibe solamente desde el aula.
Necesitan actividades más dinámicas y cortas para que puedan mantener la concentración
y gran énfasis en las técnicas de organización. También hay que tener en cuenta
que no podemos esperar que su comportamiento sea excelente y estén 5 horas
diarias sentados sin moverse, ya que necesitan estar ocupados constantemente.
Por lo tanto, sus necesidades
requieren de una gran empatía y paciencia por parte del equipo docente. Y puede
llegar a ser muy frustrante como profesor que está solo ante una clase tener a
alumnos que no son capaces de concentrarse ni hacer correctamente aquello que
se les manda. Pero un poco de planificación extra por parte del profesor (y por
supuesto, con ayuda de los orientadores) puede crear una diferencia inmensa
para ellos y su motivación en el aula.
Y para terminar, quiero recomendar un vídeo que podéis ver aquí en el que personas con TDAH cuentan su experiencia a lo largo de su vida con este trastorno y cómo les ha afectado a su vida persona.
¡Muchas gracias por leerme!
See you soon:)
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